José Laguna es sommelier de vinos y aceites de oliva. En diálogo con AURORA A LA TARDE, nos cuenta que mientras estudiaba para su profesión, se topó con un tema interesante: la cata de aguas. "Cuando vi esto pensé que había algo de cháchara, y que no había nada nuevo por descubrir, como que nada me iba a sorprender. Pero me generó curiosidad, y empecé a ahondar en el tema".

Comienza con lo más básico, lo que todos conocemos: el agua de la canilla. "No, el agua de la canilla no entra. Esa agua, si bien está autorizada, está purificada en forma artificial. Le han sacado elementos y le han colocado otros, todos ellos aptos para el consumo humano. Pero no es esa agua la que catamos, sino las otras, las de origen mineral", cuenta José. Esas aguas han pasado por un proceso de captación en la que han adquirido elementos como el magnesio, el sodio, el calcio... Muchos químicos que la misma Naturaleza le aporta.

¿Cómo se empieza?

Esta pregunta es esencial: "Empecé escuchando a los que saben. En Argentina hay dos profesionales que se dedican exclusivamente a la cata de agua mineral. El resto combinamos nuestra labor con los vinos y los aceites de oliva", dice el sommelier. "En cuanto al agua que se vende en los supermercados, si bien no son aguas naturalmente minerales, sí se puede confiar en ellas y no pensar que nos venden agua de la canilla. Cumplen con un protocolo muy riguroso, y en eso nuestro país sí hace buena letra".

Muchos vinos premiados, pero... ¿y el agua?

En el ámbito internacional, el agua mineral natural de la Argentina está muy bien aspectada: "Podemos estar orgullosos del agua que surge de nuestra tierra. Está muy bien considerada en el extranjero", aporta Laguna.

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