Cuando un humorista cuenta un chiste, todos nos reímos. Cuando un humorista dice algo serio, la cosa se vuelve especial: por alguna extraña razón, esas frases se tornan más serias todavía. Ezequiel Campa lo dijo al empezar la charla, y todos nos quedamos perplejos: "Hay que bajar un poco la guardia con el orgullo y el individualismo, porque si no reventamos todos".

Es un hombre de teatro, de redes sociales, de dispositivos y de tablas. Sus cuentas en las redes sociales tienen miles y miles de seguidores. Y él se toma el trabajo muy en serio: escribe, reescribe, prepara escenarios, contrata camarógrafos... Lo que parece ser un juego es algo eminentemente profesional. "Muchos artistas tuvimos que suspender todas nuestras actuaciones, no solamente en la Ciudad de Buenos Aires, sino también en el interior. En mi caso, hasta abril", dijo Campa.

El aislamiento por el coronavirus le trajo un recuerdo que compartió con la radio: "Mi viejo tiene ochenta y pico de años, y en su adolescencia tuvo poliomielitis, otra de las grandes pandemias del siglo XX. Imaginate que en ese entonces el viejo no tenía ni teléfono! Hoy podemos darnos el lujo de disfrutar de estas tecnologías que nos permiten, de alguna forma, seguir comunicados aunque no estemos cerca".

La idea de "Comedia las 24 horas" surgió por Connie Ballarini, y en una jornada de organización cubrimos todo un día entero, con 48 comediantes que hacen una rutina de media hora cada uno. "El que termina le pasa la posta a otro, cada uno desde su cuenta personal, cada uno con su estilo. Cada uno con su estilo hace lo que le parece o lo que puede", explicó Ezequiel. "Que la gente se divierta, pero también que no se olvide de nosotros", agregó.

Con respecto al coronavirus en sí, Campa fue categórico: "No podemos estar todo el tiempo hablando del asunto. Hoy es miércoles de la primera semana, y esto puede llegar a durar dos meses. Va a ser un crisol de creatividad"

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