· Mendoza, de de ·
La educación sexual integral continúa aun durante la cuarentena. Las entidades educativas adaptaron los talleres a las clases virtuales y aseguran que puede ser un buen momento para hablar acerca de temas que antes no se mencionaban.
La Educación Sexual Integral (ESI) es el conjunto de actividades que se realizan en la escuela para que los chicos y las chicas, de acuerdo a sus edades, aprendan a conocer su propio cuerpo, asumir valores y actitudes responsables relacionadas con la sexualidad, conocer y respetar el derecho a la identidad, la no discriminación y el buen trato. Los especialistas destacan la necesidad de que los padres, madres y/o tutores, se interioricen en los contenidos de los talleres para perder los temores y tabúes.
Los contenidos están enmarcados en la Ley Nacional 26.150 que garantiza, a nivel nacional, provincial y municipal el derecho a recibir Educación Sexual Integral (ESI) tanto en escuelas de gestión estatal como privada, laicas o confesionales. Incluye a todos los niveles educativos: inicial, primario, secundario y terciario no universitario y a la formación docente, adecuando los contenidos de manera gradual, de acuerdo a la edad de los estudiantes.
En Aurora 91.3, la licenciada en psicopedagogía María del Carmen Giroud Billou, mencionó la importancia de entender la necesidad de la ESI y que pese al aislamiento social, preventivo y obligatorio no deben hacerse pausas: “Realmente lo que intentamos es que la ESI no esté en cuarentena, que siga activa en toda su planificación a pesar de la educación virtual. La pandemia hace que se resientan los vínculos entre los miembros de la familia y esto puede provocar desde un maltrato leve hasta un maltrato mayor, e incluso un delito, como es el abuso, por lo que es importante que estemos atentos y que los medios de comunicación difundan esta temática y que no se silencia lo que ya se silencia cuando no estamos en pandemia, por eso las instituciones y los medios trabajen informando acerca de este flagelo que existe”.
La sociedad a nivel mundial aun convive con tabúes de siglos anteriores. El temor o la preocupación de hablar con los niños y niñas de cosas referidas a su sexualidad, hace que perdamos el foco de que ellos la conozcan para poder respetarse, hacerse respetar, y respetar al otro. En este sentido, la psicopedagoga habló de la necesidad de repensar los conceptos para hablar con propiedad: “Al ser humano le ha costado el tema de su sexualidad y nos sigue costando. Se van haciendo avances, de a poco, pero reales. Hace 24 años que doy clases de educación sexual en una institución, incluso antes de que se promulgue la ley, y siempre tuve resultados satisfactorios. Somos seres sexuados, y que educamos siempre y es imposible no tocar esos temas en casa, por ejemplo, porque la sexualidad está implícita en todo lo que hacemos, pensamos y decimos”.
El error es no diferenciar la terminología: ¿qué es la sexualidad? ¿qué es sexo? ¿qué es la genitalidad?, por ejemplo, según indicó la profesional, si decimos genitalidad le llamamos a las relaciones sexuales y sus derivados, y el sexo, es la diferenciación biológica de ser hombre o mujer, y la sexualidad es lo que incluye esas dos palabras pero va mucho más allá, debido a que tiene que ver con integralidad de las personas, con las emociones, con los sentimientos y con la cultura, con la autopercepción, etc. “Cuando uno explica con detalle a los papás y mamás, se tranquilizan. Por ejemplo, enseñar ESI en salita de 4, implica enseñar el buen trato hacia el otro, implica enseñarles a expresar sus emociones, esperar el turno para entrar al baño si está ocupado, entre otras cosas. Está todo incluido, pero los adultos también tienen que animarse a responder y a educar”, explicó la psicopedagoga.
La educación sexual integral trabaja transversalmente distintos conceptos entre los que se encuentran la expresión de las emociones y la capacidad de detectar cuando comienza un abuso, o potencial abuso. Los gobiernos trabajan firmemente en la lucha contra el grooming, practica acoso online que está – mayoritariamente – ejercida por adultos hacia niños y niñas. El aislamiento social, preventivo y obligatorio, dio lugar a que el tiempo frente a las pantallas sea mayor: “Los acosadores saben que hay más chicos conectados, y ahí entra la responsabilidad de los papás de saber qué consumen, qué comparten, en qué paginas navegan de manera de ir equilibrando. A los adolescentes no podemos negarles que se conecten por su etapa etaria porque necesitan el par, el compañero y en estos dos meses han convivido con los progenitores mucho tiempo. Necesitan distanciarse de ellos un poco porque están en etapa de formación de identidad psicológica, entonces el consejo es: dejar que se conecten pero tener cuidado con qué perfiles interactúan, y aquí es primordial la comunicación”, mencionó la profesional.
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