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Maria Esther Ponce, la poeta del fútbol

“Pelusa” Ponce, ex jugadora de la selección Argentina y apasionada por la poesía pasó por el aire de Revolución Futbolera por Aurora 91.3.

Lunes, 21 de Setiembre de 2020

Maria Esther Ponce, santafecina de nacimiento, bonaerense por adopción y actual residente de Córdoba, se autodefine como una amante de las plantas, fanática del manejo de automóviles y una persona con un don para la poesía. “Me considero más poeta que futbolista. Amo el fútbol, veo muchos partidos por la tele, pero la poesía es un don que tengo, algo que nace desde adentro”, asegura “Pelusa” Ponce. 

Con el objetivo de escribir un libro y con las casi 80 poesías que tiene de su autoría, la exjugadora recordó su primer encuentro con este arte: “Comencé a escribir a los 18 años, alguien me mandó un verso para mí, yo le contesté y así fue como empezó todo. Los primeros no me gustaron porque cuando unos es joven es muy cursi. Escribo mis poemas en rimas que no es fácil. Ahora estoy buscando una editorial para poder publicar mi libro, ya hay un proyecto”. 

Sin embargo hay que destacar que el fútbol también es una parte importante en su vida. Repasando la hoja de ruta de su vida, apelando a la memoria y sin olvidar a quienes la marcaron la ex defensora e hincha de Independiente comentó sobre sus inicios en el deporte: “Fue algo que se dio sin querer, más que nada como una travesura. Jugué desde chiquita con mis primos en el campo, con los vecinos y, como mi papá era futbolista, a los cuatro años e iba a las canchas”. 

“Jugar al fútbol me gustaba, pero no me moría por el deporte. Era una parte más de mi vida”

Mundial México 1971 

“Un día mirando la televisión pasaron un torneo donde invitaban a todas las mujeres que les gustaba jugar al fútbol que se anotaran. En mi casa me insistieron tanto que me anoté y quedé. Arranqué a jugar con ese equipo y después un señor, Harrington, me invitó a jugar. Había formado un grupo de chicas que las llevaba a jugar por las provincias”, comentaba sobre el inicio de lo que sería el viaje al Mundial. 

Cuando surgió la posibilidad de viajar no lo dudaron ni un segundo: “Llamaron a los seleccionados de américa para ir a jugar a México. Y dijimos buenos vamos, y fuimos. Lo hicimos casi sin pensar, fue una aventura. El equipo estaba compuesto por el grupo de chicas  que había armado Harrington y dos o tres que salimos de anotarnos en el programa”. 

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