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Presentación de Tiempo de Dragones: "A Liliana Bodoc no le cabía en la cabeza escribir sin intentar cambiar el mundo"

Los hijos de la escritora y poeta argentina, Galileo y Romina, se expresaron de esta forma de un emotivo homenaje, a cuatro años de su fallecimiento, en la sala Pizarnik de la Feria Internacional del Libro.

Lunes, 2 de Mayo de 2022

A cuatro años del fallecimiento de la escritora y poeta argentina Liliana Bodoc, sus hijos Galileo y Romina, junto al ilustrador Damián López y Gonzalo Kenny, presentaron el último libro de la saga “Tiempo de dragones”, en el marco de un emotivo homenaje realizado el domingo por la tarde en la sala Pizarnik de la Feria Internacional del Libro.

Con la ausencia de Liliana a a cuestas pero con todo lo que hizo ella para enseñarnos y la forma que tiene la vida para burlarse de las ausencias, este libro fue tomando una forma definitiva”, aseguró Kenny, sobre el último libro que completa la saga "Tiempo de dragones", cuya escritura se vio interrumpida por la muerte repentina e inesperada de su autora en 2018. Con una pandemia encima, los hijos de Liliana se dieron a la tarea de enfrentarse con lo que quedó y después la pregunta sobre qué hacían con eso.

Galileo Bodoc, hijo de Liliana y abocado al mundo del teatro, agradeció la presencia de los participantes y deseó un “feliz día de lucha de los trabajadores” en una sala repleta, que no llegó a incluir a toda la gente que esperaba entrar. “Les voy a ser honesto: daríamos el mundo por estar escuchando a Lili sentados al lado de ustedes pero la realidad es la que es, entonces también tenemos este sentimiento de orgullo, de felicidad y de honra, de haber hecho de la tragedia algo diferente”, aseguró el hijo de la reconocida escritora.

Lo primero que supimos cuando nos tocó empezar a pensar qué hacer, que hasta donde estaba escrito estaba maravillosamente escrito, supimos lo que no había que hacer: nunca tuvimos el intento de remedar la forma de decir de Liliana”, contó Galileo y agregó que tampoco era una opción darle continuidad al libro “como si no hubiera pasado nada”. “Nos parecía una mentira, y ahí lo dejamos macerando…”, explicó.

Al comienzo, los hijos estaban asustados “por no querer tocar ni un punto ni una coma” como respeto de lectores que fueron de la obra de su madre. “La primera idea fue escribir un epílogo, entonces decidimos investigar la saga. Empezamos a componer las tramas, las subtramas y en ese proceso nos encontramos con que si escribíamos un epílogo, lo voy a decir en criollo: Liliana nos tiraba un rayo”, expresó Galileo entre risas. Y añadió: “Nos hubiera dicho ‘No entendieron mi amor por la polifonía, por la diversidad de voces, el cuestionamiento a la absoluta potestad del autor”.


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Así fue que los hijos se lanzaron “a esta locura de hacer de esta interrupción un ejercicio literario donde teníamos una plataforma inconclusa pero contundente y llena de pistas”, contó Galileo.

La primera epifanía fue la decisión de que la interrupción del relato no la íbamos a bordar con una costura invisible, sino todo lo contrario: se iba transformar en la cadena carbonada del relato”, precisó Romina Bodoc y agregó que era necesario que “esa fractura se hiciera visible e hiciera un paralelismo entre la interrupción en la realidad y en la ficción, donde el narrador cambia”.

De esta manera, la historia se cuenta a partir de un narrador omnisciente que lo sabe todo y un segundo narrador, construido por Romina y Galileo, “más fragmentario, que tenía que reconstruir qué pasó”, describió la hija de Bodoc. Para los hijos, el proceso de escritura implicó una forma de envalentonarse: “No somos ella pero después nos dimos cuenta que tuvimos una escuela invisible”, confesó Romina y agregó: “No somos continuadores, somos interlocutores”.

Ahí fue que recuperamos el legado materno: recuperar el sueño de Liliana de hacer el ejercicio a muchas voces, de entender el lenguaje como la matriz que nos contiene a todos y el lenguaje en su historia. Si son puntos cerrados, el lenguaje no tiene memoria”, señaló Romina.

A Liliana no le cabía en la cabeza escribir sin intentar cambiar el mundo. Tomaba el extrañamiento del lenguaje como recursos políticos emocionales, decidía ir por el camino del corazón y esquivar el de la razón que ya está tan hermético", contó Galileo sobre una característica común a toda su obra.

Los participantes del evento concluyeron que todos los libros de la autora se unen bajo tres ejes fundamentales: “lo épico, lo fantástico y lo marginal” y antes de finalizar el acto y de dar lugar a la firma de ejemplares, Galileo agradeció: "Sin ustedes, los lectores, estaría inconclusa la saga”.